jueves, 2 de enero de 2014

El haba, esa gran desconocida

Vicia faba, ahí es nada. Así se llama esa gran desconocida, el haba.

Y ustedes se preguntarán, con razón, cómo es posible afirmar que el haba es una gran desconocida, cuando se sabe perfectamente cuál es su nombre.

Pues sepan ustedes, mis queridos resabidillos, que una cosa es saber el nombre de alguien, y otra muy distinta conocer a la persona.

Ya, ya sé que estamos hablando del haba, y no de una persona, pero en mi pueblo a más de le uno se le señala como faba, y todos tan contentos. Menos él, claro. Eso si se entera, pues siendo un faba, lo más probable es que no. Eso sí, es feliz. Como todos los fabas.

Pero no me quiero desviar del tema. Estábamos hablando del haba.

Sí, sí, así, en masculino. Normal, siendo faba, y teniendo vicia como su primer nombre...

Dice la Wikipedia, que es una planta trepadora herbácea, anual, de tallos semi-erectos que se enredan.

Dejando la erección aparte, no estoy en absoluto de acuerdo con dicha definición.

¿Trepadora? ¡Estos están fabas!

¡Estoy que me subo por las paredes! ¿Seré un faba yo también?

Pues oigan, señores de la Wikipedia, las mías no me trepan nada. Pero nada de nada, ¿eh?

Es más, son tan altas las jodías, que las tengo que entutorar con cañas y sujetarlas con cuerda.

Vamos, que trepar, lo que se dice trepar, para nada, oigan.

Si estuviéramos hablando de los fabas trepadores del trabajo, les contaría otra cosa, pero como estamos tratando de las herbáceras éstas, es lo que hay.

En fin, ahí les dejo unas fotografías de las viciosas éstas. Al fondo, el reflefloppy chú.

También sale en la foto la zarzamora. Mira que le gusta figurar.

De paso, también les pongo una fotografía de mi acebuche, junto a una palmera datilera.

Por cierto, he decidido dotar a mi macetohuerto, de la mejor tecnología en cuanto a maquinaria de control metereológico.

Estos días de frios vientos, es necesario hacer un seguimiento exhaustivo de los niveles alcanzados de temperatura balconera, para posteriormente analizar dichos datos mediante complicados algoritmos, y extraer las conclusiones pertinentes que orienten en la futura explotación del huerto éste.

En definitiva, he comprado un termómetro de los chinos, y ya veré cómo me las apaño para hacer un gráfico en Excel.

La diferencia siempre la marca el intelecto, como puede apreciarse, y eso se refleja invariablemente en los excelentes resultados que siempre produce mi latifundio macetohuerteril.

Por cierto, el haba desconocida es la segunda por la izquierda. Las demás me suenan de vista.