viernes, 16 de noviembre de 2012

Mis plantas tienen un crecimiento superior a la media.

No es un secreto a voces. Ni tan siquiera es un secreto.

Sí, hay que reconocerlo y, por qué no, presumir de ello: mis plantas crecen más que la media.

Tod@s l@s entendid@s en el tema están de acuerdo con esto. Mal que les pese a algun@s, que van de enteraíll@s por ahí, mientras la envidia les mastica las entrañas.

En fin, la perfección de mi huerto es tal, que incluso no parece un huerto. De hecho, yo mismo, a veces dudo si es un huerto o el edén. "Que le den", estará pensando más de un@. Ya digo, la envidia.

Pero no basta con airear tamaña verdad a los cuatro vientos, no. Además, hay que demostrarlo. Y esta entrada va a dar buena cuenta de ello. Voy a mostraros, queridas novatas e ignorados principiantes, que mi método funciona, que no es una vulgar patraña como la oferta de internet que querían venderme por teléfono hace un rato. O no. Efectivamente, aquí hay un chiste del baratillo.

Como estas cosas no se pueden hacer a la ligera, he seguido en todo momento un método científico. El mío, para más señas. Ahora os explico.

Como tod@s deberíais ya saber, el que esto suscribe es cinturón beige en artes programáticas por la Universidad Diversa, además de Doctor Honorato's Pausa por la Academia de Repaso Lauri. En fin, no es momento de dejaros KO haciendo un repaso exhaustivo de todas mis titulaciones. En CCC tienden la alfombra roja cada vez que me presento, no os digo más.

Como digo, decidí probar empírricamente que mis cultivos tienen un crecimiento superior a la media. Hale, otro chiste fácil. Es por romper el hielo, que tengo ganas de hacerme una limonada.

Lo primero que hay que hacer es informarse. Para ello, consulté la Wikipedia, famosa por su exactitud y rigor:

El método científico (del griego: -μετά = hacia, a lo largo- -οδός = camino-; y del latín scientia = conocimiento; camino hacia el conocimiento) es un método de investigación usado principalmente en la producción de conocimiento en las ciencias. Para ser llamado científico, un método de investigación debe basarse en la empírica y en la medición, sujeto a los principios específicos de las pruebas de razonamiento.1 El Oxford English Dictionary, dice que el método científico es: "un método o procedimiento que ha caracterizado a la ciencia natural desde el siglo 17, que consiste en la observación sistemática, medición y experimentación, y la formulación, análisis y modificación de las hipótesis."

Fue leerlo y entrarme el cansancio. Esta es la razón por la que decidí utilizar mi propio método científico, al que he dado el nombre de:

MÉTODO Y SÁCOTRE


El nombre no es un chascarrillo cualquiera, que os veo venir y eso que estáis lejos. Su significado tiene que ver con aquello de "parece mentira lo que s'ha'stirao el Pepe con lo esmirriao que era". Es decir, conecta directamente con lo que estoy diciendo desde el mismo título, que es que os distraéis y ya estáis pensando en la lista de la compra. Total para qué, si siempre compráis lo mismo.

Lo primero que se necesita para poner mi método en práctica, es un ordenador potente, con mucha memoria, casi tanta como la que tiene mi amadísima esposa, sobre todo para recordar aquellas cosas que viene bien echar en cara cuando menos te lo esperas. Dicho ordenador también precisa de una elevada rapidez de proceso, así que id olvidándoos de la calculadora Laurita, por mucho cariño que le hayáis cogido. Va siendo hora de un relevo, no os hagáis l@s distríd@s.

Como no tengo un ordenador así, decidí utilizar mi cerebro, que para sí lo quisiera la Intel.

Una vez iniciado el proceso, que no detallaré pues ando detrás de una publicación científica (cómo corre la jodía), quedó claro que mi macetohuerto tiene algo especial. Es poner la semilla y al rato ya se empieza a mover algo en la tierra. A veces es la estructura del edificio, que tiembla al paso del vecino de arriba, pero no siempre es así. En ocasiones, es su señora la que camina y deja sentir su grácil movimiento.

Un mes más tarde, tras haber anotado cuidadosamente todas las mediciones, procedí con el cálculo estadístico y llegué a la conclusión que ya os he adelantado.

Una conclusión científica, un hecho incontestable, la prueba irrefutable de que mi huerto es la repanocha de maíz.

Como digo, mis plantas tienen un crecimiento superior a la media.

Y como vosotr@s ¡oh, incrédul@s mortales! sólo creéis en las imágenes, como aquél que dijo "si no lo veo, es que no ha venío" o algo así, he aquí la prueba gráfica que he tenido a bien obtener:



Como no tenía una media a mano (estaba en el pie) he utilizado un calcetín, pero para el caso es lo mismo.

En esta instantánea se puede observar que la tomatera ha crecido muchísimo más que el calcetín y eso que los transplanté el mismo día, a la misma hora, en la misma maceta y en el mismo balcón (a ver si no).

Lo dicho, soy un crack, como dice mi jefe. También dice otras cosas, pero mejor lo dejamos estar.

A mandar.

sábado, 3 de noviembre de 2012

El camino de enmedio

Querid@s lector@s.

Espero que a la recepción de la presente estéis bien de salud, porque ya me imagino que de dinero estaréis fatal.

Y no es para menos, con la que está cayendo. Y lo que nos están robando.

Hoy quiero hablaros del inconformismo, de no dejarse llevar por el borreguerío, de no sucumbir ante la abducción sin platillo volante de por medio, de ser parte en la escritura de vuestro propio guión.

De otra gilipollez de las mías, vamos.

Como sabéis, ahora toca el huerto de invierno. Más que nada, porque dentro de nada llega el susodicho.

Si la estación venidera fuera el verano, tocaría hablar del huerto de verano.

Si estuviéramos dejando atrás el invierno, lo adecuado sería tratar el huerto de primavera, y así hasta aburrirse, y eso sí que no.

Como para aburrirse está el tema. Ni hablar del peluquín. Por ahí no paso, que no quepo. O como dijo el filósofo: "Estás tú que sí", frase divina y repleta de sentido común donde las haya.

La tía del pueblo casi seguro que lo resumiría con un "¿T'as tonto o qué?":

Así pues, toca reinventarse, y qué mejor para reinventar que el huerto macetero.

¿Que "La Enciclopedia Completa a Más No Poder del Huerto" dice que ahora hay que plantar lechugas? Pues hala, todo el mundo a plantar lechugas.

¿Que el "Manual del Huerto Urbano Requetemoderno de La Muerte" explica que ahora es el mejor momento para los nabos? Venga, tod@s p'al Carrefour a comprar un sobre de semillas.

¿Que los rábanos son hiperfáciles de cultivar? Ahí que voy y me siembro medio balcón.

¡Qué más da que no te gusten los nabos! Ojo con la risita floja.

¿No te gusta el sabor picante de los rábanos? ¡Usalo como colutorio dental!

¿Que las lechugas se te ahílan? ¿Y qué? Aprovecha y remiéndate los calcetines con ellas.

El caso es seguir la corriente y no salirse de lo establecido.

Pues mira, no. Hasta aquí hemos llegado, o si no, estaríamos más lejos.

Démosle un poquito de vidilla al huerto, que no sea siempre lo mismo.

¡Hale, todos los veranos a recolectar tonelada y media de tomates! ¿Para qué quiero yo tanto tomate?

¡Venga, todas las noches invernales comiendo coliflor!

¡Toma ya, otros seis kilos de pepinos! ¿Y qué hago yo con tanto pepino?

En fin, supongo que a vosotr@s os pasará igual. Ahora la risita floja es la mía.

¿Y quién mejor que Floppy para acabar con todo eso?

Pues sí, sufrid@s macetohortelan@s, ha llegado el momento que tanto ansiáis, el momento en que el gran gurú de la maceta' plástico comparte con vosotr@s sus conocimientos más profundos, sus inventos revolucionarios, sus tonterías más tontas.

¡Basta ya del huerto de invierno! ¡Abajo con el huerto de verano! ¡Que le den al huerto de primavera! ¡Ignoremos al huerto de otoño!

¡Hay que tomar el camino de enmedio, hasta darnos de morros con la autovía en obras!

Porque ha llegado la revelación macetíl balconense.

Ha llegado...

¡El huerto de entretiempo!

Sí, sí, como lo oís. Se acabaron los convencionalismos, las pautas fijas, los guiones preestablecidos, las mangandas amañadas.

¿Que os apetece sembrar tomates en invierno? ¡Con dos... semillas!

¿Que teneis antojo de patatas en noviembre? ¡A plantar! ¡Si se hielan más fresquitas estarán!

Además, que tal y como está el tema del cambio climático, un año de estos nos quedamos sin estaciones y el huerto de entretiempo nos viene al pelo.

Yo ya he empezado la revolución: tomates en flor, apio, pimientos, repollos, coliflores y coles de Bruselas (los cáctus son para las visitas):



¿Y tú, a qué esperas?

PD: Si padeces de gases y eres masoca, te recomiendo un popurrí de coles como el de arriba. Triunfarás.